El tiempo no nos acompañó aquella mañana. Mientras esperábamos la llegada de las vitaminas y minerales para los niños no paraba de llover. Por fin, a las 14.00 horas llegó el camión cargado con una donación de cinco paletas de vitaminas y minerales.
Tapamos las cajas lo mejor posible para que no se estropearan con la lluvia.
A partir de las nueve de la noche nos sentamos para charlar y coger fuerzas para el día siguiente que se presentaba duro. De todos modos no nos acostamos hasta la 1:30 de la madrugada.
Al día siguiente comenzamos a sacar cartones y cajas de todos los rincones de la casa.
Y comenzamos a cargar con ellas. Un trabajo tremendo y duro al tratarse de un contenedor de 40 pies.
Nuestro especialista en distribución de la carga realizó un trabajo magnífico.
Tras un breve descanso y comida todos volvieron a ponerse manos a la obra.
De vez en cuando había que tomarse unos minutos de descanso.
Y por fin sacamos el último cartón que hacía el número 453.